13 octubre 2006

Que no cualquiera

La duda, sin previo aviso, vino a visitarlo. Y como a todos los que osan recibirla, acabó ocupando un lugar clave en su vida, robándole, para siempre, la claridad en sus decisiones. Y con ello convivía, a sabiendas de que ninguna y todas, que no cualquiera, podría ser o no ser la compañera de viaje.

Deseaba que el conformismo, que a tantos y tan felices acaba apoderando, le permitiera mirar por encima del hombro a cualquier resquicio de indecisión. Pero él, sin elegirlo, estaba obligado a fluctuar entre el cómo se es y el cómo se debería ser, entre aspiraciones incumplidas y limitaciones inaceptadas que lo situaban en un eterno estar en proceso de sí mismo.

En uno de sus constantes paseos por la forma de las experiencias pasadas y lo informe de las venideras, su mente fue seleccionando aquellos aspectos que, tras pasar la irrebatible criba de la duda, hacían dibujarle una sonrisa.

Y con las muchas construyó una, sin ser ninguna y siendo todas, una, que no cualquiera. Recordó, y al recordar eligió, y al elegir, cual si de un pintor ante el blanco inicial del lienzo se tratara, comenzó a dibujar en su mente, sin opción al asalto de la duda. Y a trazos, fueron saliendo los besos de Maguy, tan obviados cuando los poseía como anhelados al perderlos; la voz de Laura, eco perpetuo, a ratos, melodía; la inocencia de Ángela, pura sensibilidad; las caderas de Mayka, que sus manos nunca olvidan; y la escucha de Sara, oídos siempre atentos hasta de las más absurdas de sus palabras.

Respiró, tranquilo y agitado, despojándose de la ensoñación, y asumiendo el carácter prodigioso que su mundo en construcción obtendría si de todas naciera una, que no cualquiera, que le hiciera no dudar de la decisión tomada.

Mientras, condenado a ser libre, continuaría renunciando al conformismo, cosiendo sueños y atando olvidos para enfrentarse, aun sabiendo de su posible derrota, a la insondable fuerza de la duda.

(Publicado en Lepe Urbana, octubre de 2006)

0 comments